El Ministro de Educación, Joaquín Lavín, dijo que 2011 sería el “año de la Educación Superior”, frase relevante para el sistema universitario, en particular para las universidades estatales, dado que en casi 30 años no hubo pronunciamientos gubernamentales, menos una reforma sobre la materia, lo que ha generado un progresivo deterioro de las instituciones públicas de Educación Superior, especialmente en el ámbito financiero.
"Hago mías las demandas de los estudiantes y de todas las familias." |
Pese a la voluntad manifestada por el gobierno, estamos ante una nueva movilización masiva de estudiantes de universidades tradicionales y privadas, que se han unido de forma inédita, para exigir una mayor preocupación de las autoridades por temas tan relevantes como financiamiento y ayudas estudiantiles.
Veo con preocupación cómo miles de familias deben ocupar recursos, que no tienen, para financiar los estudios superiores de sus hijos. Empeora esta situación el debilitamiento del sistema de Crédito de Fondo Solidario, que ha sido reducido drásticamente en los últimos cuatro años, al igual que los montos destinados a ayudas y becas. Peor aún, surge como una opción preferida por el gobierno el Crédito con Aval del Estado, instrumento administrado por la banca que tiene una tasa de interés real del cien por ciento o más si se considera un plazo mínimo de pago a 20 años. Se genera así, una carga de deuda inevitable para nuestros estudiantes, cuya capacidad de pago dependerá, para bien o para mal, de las oportunidades laborales que tengan una vez que se titulen.
El abandono del Estado hacia sus universidades ha permitido que ocurra esta situación. Sin un financiamiento basal que permita a nuestras instituciones operar de manera adecuada y sin incertidumbres, se nos obliga a traspasar los costos al estudiantado vía aranceles. Si el Estado financiara a sus universidades, las familias de nuestros estudiantes no tendrían que hacer un esfuerzo adicional, inmerecido a mi juicio, para poder pagar las carreras de sus hijos.
Resulta doloroso constatar este panorama, que está lejos de nuestra misión de entregar más y mejores oportunidades a los jóvenes de los sectores más desfavorecidos de nuestra sociedad.
Resulta doloroso constatar este panorama, que está lejos de nuestra misión de entregar más y mejores oportunidades a los jóvenes de los sectores más desfavorecidos de nuestra sociedad.
La gran mayoría de las naciones del mundo que han logrado altos estándares de desarrollo, financian sus universidades estatales con presupuestos que oscilan entre el 80 y 100 por ciento. Es por ello que me resulta lógico exigir un mayor financiamiento para nuestras universidades. Instituciones, como la Universidad de Santiago de Chile, lo tienen más que merecido, pese a todas las restricciones que le impone el sistema.
Nuestra contribución es vital para tareas de desarrollo del capital humano, de la ciencia, tecnología e innovación, del capital social, del acervo cultural del país y para facilitar una mayor movilidad social. La juventud chilena, que no tiene recursos para pagar educación privada, tiene el derecho a acceder a una formación del más alto nivel y es un deber del Estado garantizar esas oportunidades a través de sus universidades. En este sentido, hago mías las demandas de los estudiantes y de todas las familias que ven cómo un sistema tan injusto y cruel, es capaz de arrebatarles sus más anhelados sueños.
Dr. Juan Manuel Zolezzi Cid , Rector.